viernes, 28 de mayo de 2010

LA NATURALEZA GENERICA DESARROLLADA A PARTIR DE EL SEXISMO EN LOS DIFERENTES GRUPOS CULTURALES TANTO EN LOS HOMBRES COMO EN LAS MUJERES.

NUCLEO PROBLEMICO No 4
¿Cómo se aborda La Naturaleza Genérica desarrollada a partir del sexismo en los diferentes grupos culturales tanto en los hombres como en las mujeres a través de las diferentes etnias?


PREGUNTAS GENERADORAS:
1.¿Cómo opera la discriminación lingüística en las mujeres, en cuanto a la enseñanza y aprendizaje y el modo de usar el lenguaje?
La discriminación de género es una realidad en todas las regiones del mundo,
afectando a todos los aspectos de la vida de las mujeres y las niñas, y
limitando sus oportunidades para desarrollarse como ciudadanas de pleno derecho.
En términos educativos, la situación es preocupante. De los más de 875
Millones de personas sin estudios, dos tercios son mujeres; y de los 121 millones
de niñas y niños en edad escolar que no asisten a la escuela, de nuevo, casi
dos tercios, son niñas.
Las observaciones realizadas en las salas de clase indican que el lenguaje
del/la docente es principalmente de carácter formal, que lo utiliza con la finalidad
de transmitir contenidos curriculares y para fijar límites a la conducta del
alumnado. Estas intervenciones no posibilitan acciones inclusivas ni la eliminación
de situaciones de discriminación que puedan surgir entre los/las estudiantes.
En conclusión El fin principal del lenguaje verbal en la escuela es la transmisión del contenido de clases.
Algunas formas sexistas del lenguaje se inscriben directamente en la práctica
docente y suponen una exclusión sistemática de las niñas. En concreto, el
uso regular –y normativo– del masculino para designar colectivos que incluyen
a personas de ambos sexos, incluso cuando la mayoría de estas personas son
mujeres o niñas, o cuando en el grupo hay únicamente un varón. En este caso,
el uso y abuso del masculino tienen un efecto claro sobre el colectivo: silenciar
la diferenciación sexual e ignorar la presencia de personas del otro sexo, contribuyendo a diluir la identidad femenina.
El lenguaje androcentrista no es solo empleado sino que es enseñado:
«Vamos a dar los derechos de los niños...al decir niños entran ya los
niños y las niñas...». «Buenos días a todos... Señores a ver si nos ubicamos ya»


2. El término GÉNERO es polisémico: ¿Bajo qué enfoque y proyección debe manejarse?
Sobre un enfoque en los sistemas pragmáticos que generan expectativas entre los habitantes, sobre como debería utilizarse la gramática y como se deben comportar los habitantes en la conversación, se incluirán los estereotipos de genero y las normas de género, normas como deben dirigirse hacia una mujer a su interlocutor, en determinado contexto, ambos incorporan la visión imperante en la sociedad de como el género se relaciona con la lengua y de cómo debería hacerlo. Este enfoque permite dar cuenta de los problemas y mal entendidos presentes entre la interacción entre los géneros. Una misma forma lingüística desempeñaría diferentes funciones por lo que los receptores no siempre coinciden con el que sus emisores intentan dotarlas.

3. ¿Que se entiende por la existencia de un sociolecto femenino?
Entre las aportaciones de la sociolingüística al estudio del habla femenina Robin Lakoff (1975 y 1982). propone la existencia de un conjunto de rasgos lingüísticos que aparecerían con mayor frecuencia en el habla de las mujeres, especialmente en las conversaciones mixtas. Por lo que se refiere a las diferencias en la entonación y en la variedad de tonos empleados, Lakoff observa mayor variedad de patrones de entonación, así como algunos rasgos específicos, entre los que destaca el que se dote a las oraciones afirmativas de entonación de pregunta. En el nivel fonológico, se ha señalado en las mujeres un comportamiento más conservador y apegado a la norma. Ambos rasgos denotarían inseguridad y consciencia de la falta de legitimidad y de la descalificación social.
En lo relativo al vocabulario, Lakoff señala algunas particularidades en las elecciones léxicas y en la frecuencia de aparición de algunos términos (distinciones léxicas, en campos específicos como el color, por ejemplo, términos como magenta, malva, etc; profusión de adjetivos valorativos positivos como adorable, encantador, divino, etc).
Igualmente, de acuerdo con Lakoff, las mujeres utilizan giros y fórmulas de cortesía que sustituyen a las formas imperativas (por ejemplo: "¿no te apetecería ir al cine?" o "¿por qué no vamos al cine?" en lugar de "vamos al cine"). Emplean, además, elementos que atenúan sus afirmaciones o expresan duda (por ejemplo, modalizadores epistémicos, como "creo que es así", "quizás/ probablemente, sea así"). Por último, recurren, a menudo, a preguntas eco ("¿no te parece?", "¿verdad?", "¿no?", "¿eh?") con las que tratan de asegurarse de que cuentan con la aprobación de su interlocutor, evitando el conflicto. En el nivel discursivo, Lakoff señala que las mujeres citan, con frecuencia, las opiniones de otros individuos o grupos que corroboran y legitiman las propias afirmaciones. Sin embargo, todos estos rasgos deben ser considerados como elementos lingüísticos que conformarían el estereotipo de habla femenina, antes que como marcadores de género o elementos que definen a un sociolecto femenino. Estereotipo que responde a cómo se enseña a hablar a las mujeres, el cual negaría a la mujer la posibilidad de expresarse con fuerza y rotundidad, y favorecería una expresión ligada a la trivialidad y a la falta de criterio propio. Los rasgos del estereotipo de habla femenina señalan una exclusión de la mujer de la esfera de poder, no sólo porque socialmente no puede ejercerlo, sino también porque no puede expresarlo lingüísticamente. En el ejemplo "yo creo que sí hay cierto aire diferente, o sea los grupos de trabajo, en los equipos, pues se manejan mejor, parece ser que tenemos más habilidad, eso dicen, en manejar grupos..."
Destaca, en este ejemplo, la profusión de recursos que mitigan la afirmación de que las mujeres poseen cualidades positivas que les son propias. Junto al modalizador epistémico "creo", aparece otro como "parece ser que" en el que se suprime la responsabilidad de la locutora (una mujer que desempeña un puesto de responsabilidad en una empresa): ya no se trata de lo que ella cree sino de algo que otros piensan.
4. ¿Que se entiende por sexismo lingüístico y cómo opera?
Los estudios sobre el sexismo se han ocupado de cómo las lenguas "tratan" a las mujeres. Se parte de la hipótesis de que en la lengua común aparecen una serie de recursos y estrategias lingüísticas que desempeñan un papel en el mantenimiento de la dominación masculina, ocultando la participación de la mujer en la sociedad, imponiéndole una imagen estereotipada y silenciando sus puntos de vista.Para los lingüistas: la interpretación del sentido extensivo de los términos masculinos ha resultado ser controvertida: El que en la oposición de género el término masculino sea el no marcado o extensivo, mientras que el femenino sea el término marcado o intensivo, determina que cuando se desconoce el referente de persona o no se quiere especificar el género deba emplearse el término masculino. Esta organización del sistema de género ha sido considerada como discriminatoria por numerosas lingüistas ( por ejemplo, para el castellano, Perissinotto 1982; Nissen 1991; Fernández Lagunilla 1991) ya que permite ocultar la participación femenina y, de hecho, produce, socialmente, ese efecto. En primer lugar, porque, como señala McConnellGinet (1988: 9394), esta organización muestra que, en los casos en los que no se ha hecho ninguna presuposición sobre el sexo del referente, existe una conexión semántica entre lo típico y la masculinidad de manera que cuestionar el "significado" que prescriptivamente se atribuye a los masculinos extensivos supone desafiar una visión del mundo en la que se da por supuesto que los seres humanos son varones en tanto que no se demuestre lo contrario.

3 comentarios:

  1. Es evidente que desde la escuela se puede contribuir a paliar todos aquellos rasgos lingüísticos que contribuyen a colocar a la mujer en una posición de desigualdad. Es posible minar el sexismo y, muy especialmente el androcentrismo, negándose a reproducir las prácticas sobre las que se sustenta. Es posible modificar la imagen de la mujer, mediante una educación igualitaria en la que las mujeres desempeñemos un papel clave, ofreciendo ejemplos y modelos nuevos, que no interiorizan la descalificación, ni la inseguridad. La escuela puede conformarse, además, como un foro abierto en el que pueden vencerse comportamientos que marginan, como la resistencia femenina a hablar en público. En ella, pueden también favorecerse comportamientos que no parece preciso abandonar, como la existencia de un discurso basado en la cooperación

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  2. . Una visión androcéntrica del espacio laboral supone el que no se considere a la mujer un elemento central en ese espacio, sino subsidiario y marginal. Esta visión se asocia, inevitablemente, a prácticas sexistas, como el que se la ignore como candidata a ocupar puestos de responsabilidad o el que su incorporación al trabajo esté supeditada a su asimilación al varón (tanto en los usos y tnodos de comportamientos como renunciando ala maternidad) (véase Martín Rojo y Callejo, 1995).

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  3. . Algo bien importante es: Recordar que, para sociólogos como Goffman (1977), "la distribución de papeles entre los sexos se establece en nuestra cultura sobre el modelo de la que existe entre padres e hijos, lo cual incluye tanto el afecto como el control asimétrico".

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